En el priismo yucateco, ‘the loosers takes it all’

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Radar Político/Columna

En inglés hay una conocida canción que se llama “The winner takes it all”, que traducido al español quiere decir el ganador toma todo o se lleva todo, pero en el priismo yucateco tal parece que las cosas funcionan al revés, pues los perdedores son los que quieren quedarse con las ruinas que les dejó la aplanadora del 1 de julio.

Recientes reapariciones de Víctor Caballero Durán, candidato vencido a la alcaldía de Mérida, con un extravagante “new look”, y de Mauricio Sahuí Rivero, candidato derrotado a la gubernatura, a quien se ha visto recorriendo los municipios desde principios de agosto, denotan que “the loosers want to takes it all”.

Sin embargo, sus propósitos tienen enfrente el dique de la militancia priista, a la que aún no le sanan las heridas que dejó la derrota del 1 de julio.

De hecho, esas heridas todavía están al rojo vivo y muchos consideran que las visitas que realizan Sahuí y sus allegados no hacen más que echar sal a la carne lacerada.

Ya desde las últimas semanas antes de las elecciones el enojo de la militancia priista era notorio por la imposición de candidatos y las traiciones. La imagen corresponde al recibimiento a botellazos y pedradas que tuvo Sahuí en Celestún.

La inmensa mayoría de los priistas no creen, sino aseguran que gente vinculada a Mauricio Sahuí en los municipios es la culpable de la humillante derrota.

En Tecoh, donde el lunes se armó un zafarrancho durante una visita postelectoral de Sahuí y su grupo, la militancia priista no se quedó callada y señaló al que consideran el principal traidor, Bethel Achach Rodríguez, secretario del Trabajo, muy cercano a los candidatos vencidos.

Trascendió que Sahuí ya suspendió su gira postelectoral en busca de apoyo para promover en la dirigencia estatal del PRI a Walter Salazar Cano, quien se quedó en su lugar en la Secretaría de Desarrollo Social.

La militancia considera que ha sido la mejor decisión, pues el horno no está para hacer pan. La gente del tricolor está inquieta, sabe que se aproxima un futuro incierto. Muchos de ellos ya lo viven desde el sábado 1 de septiembre, y en las siguientes semanas se agudizará cuando el PRI ceda el Palacio de Gobierno.

Veteranos priistas señalan que fue un grave error, una supina insensibilidad política, que los candidatos derrotados se empeñaran en hacer esta gira postelectoral, y peor aún que empezara en municipios donde ahora son oposición.

La fórmula es sencilla: tan solo el ganador se lleva lo mejor… y los perdedores se van a su rincón.

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