Alejarse de albarradas mojadas por la lluvia, consejo de las abuelas que ya nadie escucha

[vc_row][vc_column][vc_column_text]“No te acerques a la albarrada porque ya llovió y se puede derrumbar”, les decían a los niños yucatecos en los años 70 y 80.

“El accidente como el de la niña de Cansahcab es recurrente en esta época de lluvias, ya que el agua humedece las piedras y funciona como un aceite (lubricante) que hace que se aflojen y puedan caer. Los niños, en su naturaleza, buscan el estímulo que les da la exploración, pero como adultos hay que estar muy atentos porque los riesgos que puedan correr pueden ser irreversibles”, señala el psicólogo Paulino Dzib Aguilar.

Sin embargo, este consejo de los mayores, al igual que muchos, ahora parecen caer en saco roto o ya ni siquiera se escuchan.

Si bien en Mérida ya son pocas las albarradas, en comunidades del interior del estado aún son muy comunes para la división de predios.

Paulino Dzib, especialista en problemas sociales e integrante del Sistema Nacional de Investigación, recuerda que en las vacaciones y fines de semana aumentan un 40% los accidentes de los niños y es cuando los padres, en estos períodos de descanso, relajan la supervisión de los menores.

Por eso es fundamental que, tanto el papá como la mamá o quienes como adultos estén al cuidado de los niños de la casa, se organicen para cuidarlos y puedan prever elementos que, en plena exploración de la niñez, pueden resultar peligrosos para los más chicos, e incluso hasta letales.

Yucatán Ahora platicó con el profesional sobre reciente accidente en Cansahcab, donde una pequeña de nueve años falleció en el patio de su casa aplastada por un pedazo de concreto que le cayó encima al tratar de subirse a una barda de piedra.

“Desde que nacen, los niños cuentan con una estructura neurológica para servirse de estímulos. Los principales son el olor, la vista y el tacto y es por eso que maman, huelen, tocan y les llama todo la atención y están tan atentos a lo que está a su alrededor. Ahí aparece la sorpresa y ese estímulo es lo que lleva al niño a tomar acciones”, explica el psicólogo.

También detalló que hasta los 12 o 13 años continúa este proceso de desarrollo que sigue en constante exploración. “El niño explora, recrea y se estimula con la sorpresa, pero estas acciones pueden seguir algunas veces rutas graves”, advierte.

Cuidado y previsión constante

Es por eso que para el psicólogo es fundamental que los papás tengan muy en claro la naturaleza de un niño y las consecuencias a las que puede llevar esa sorpresa que experimentan durante su aprendizaje.

Para Dzib Aguilar, el ejercicio de prever situaciones debe ser un hábito para el adulto y, sobre todo, deben transmitírselo a los niños.

“Un accidente es algo que no se planea, una combinación ilógica de la vida y hay tres espacios en la casa donde pueden ocurrir: la cocina, el baño y la piscina. Son lugares de alto índice de peligro por eso es clave que los padres prevean situaciones y hablen con sus hijos. “Si tocas esto te puedes enfermar y hasta morir, no debes hacerlo”, puso como ejemplo.- Cecilia García Olivieri[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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